Al norte de Milán y en la frontera con Suiza, existía desde 1935 la leyenda sobre un Bugatti sumergido en las aguas del cercano lago italiano. En 1967 todas esas historias sobre el coche cobraron fuerza cuando un buzo local encontró lo que parecía el Bugatti en cuestión, a unos 50 metros de profundidad.
Se trataba de un Bugatti Type 22 Brescia Roadster de 1925, que después se supo perteneció al frances René Dreyfus, un piloto de la época dorada del automovilismo.
Según se descubrió, el galo perdió el coche en una partida de póker en 1934. En la frontera suiza el coche quedó varado en manos de los agentes de la aduana.
El Bugatti Type 22 Brescia, tras 75 años sumergido, aún tenía aire en sus neumáticos y conservaba algo de la pintura azul original cuando fue extraído del lago. ¡Asombroso!
En 2010, la casa de subastas Bonhams vendió los restos de este clásico de principios de siglo pasado. La resistente joya del automovilismo finalmente fue comprada por el Museo Mullin de Oxnard, California, por un monto de 260 mil euros, donde aún se expone.
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